¿Y si pudiéramos comunicarnos de otra manera con los enfermos de Alzheimer? Estimulación sensorial
Muchas personas creen que, llegada una fase concreta de la enfermedad, la comunicación con el enfermo de Alzheimer desaparece. En un primer plano, si consideramos la comunicación como el mero hecho de hacer una pregunta y obtener una respuesta, podemos pensar que no podemos comunicarnos con una persona que no reconoce ni su propio nombre. Le decimos: “¿quieres agua, Martina?” Pero Martina no responde. Muchas personas insisten hasta lograr que ésta entienda la pregunta y que, en efecto, se están dirigiendo a ella, pero no siempre esta insistencia resulta exitosa ni, en muchos casos, conveniente. Debemos entender, por tanto, que el concepto de comunicación ha cambiado y que debemos encontrar otras formas a través de las cuales podamos interactuar con nuestro familiar o paciente. Descubre la estimulación sensorial para personas con Alzheimer.
Utilizar los 5 sentidos para generar respuestas
Un ejemplo muy claro de un tipo de comunicación diferente es el que practican en el Centro de Alzheimer de la Fundación Reina Sofía. Aquí, terapeutas profesionales se dedican a realizar terapias no farmacológicas con el fin de lograr cierta comunicación con los pacientes, de reducir la ansiedad y los síntomas del Alzheimer e, incluso, de retrasar la enfermedad. Dependiendo del grado de la enfermedad en el que se encuentra cada paciente, van adecuando la terapia dirigida a la estimulación sensorial, es decir, que se emplean ejercicios relacionados con los sentidos: desde la música hasta los efectos visuales que puedan despertar sensaciones ocultas por la falta de memoria.
¿En qué consisten los ejercicios de estimulación sensorial?
Concretamente, en este centro especializado disponen, entre otros dispositivos, de unas barras de agua con burbujas que, manejando unos botones, cambian de color. Se trata, simplemente, de que el enfermo reaccione ante un estímulo visual que no es común, que no ve todos los días. Esto hace que una persona que normalmente no se comunica diga alguna palabra, muestre algún gesto de sorpresa y que incluso conteste a su terapeuta. Como ejercicio de psicomotricidad, los profesionales suelen sorprenderse cuando descubren que los enfermos asocian los botones con el cambio de luces, y los manejan ellos mismos. Los ejercicios con luces son combinados, muchas veces, con música y vibraciones que se producen en la silla o cama en la que estos pacientes están tumbados. La música, de hecho, es una gran comunicadora, y hace recordar aquellas memorias del pasado que la enfermedad había borrado.
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