Asistencia a domicilio: cuando nos desgastamos sin darnos cuenta
Ayuda domiciliaria

Asistencia a domicilio: cuando nos desgastamos sin darnos cuenta

16-11-2018Itsaso

¿Te sientes agotado, dolorido y deprimido? ¿Te has tomado un respiro de la asistencia a domicilio y, de repente, te sientes destrozado?

¿Te acuerdas de la época de exámenes cuando estabas en el colegio o la universidad? A no ser que fueras un estudiante muy tranquilo y despreocupado, las fechas tan ajustadas a las que nos enfrentábamos nos hacían darlo todo en muy poco tiempo. Después, a más de uno nos ocurría que, una vez acabada la época de exámenes, nos sentíamos muy agotados e incluso caíamos enfermos a causa del cambio radical que había pegado tanto nuestro día a día como nuestro estado anímico, todo ello en relación al sentimiento de responsabilidad y la presión que habíamos sufrido durante ese largo periodo. Si conoces esta sensación, podrás entender que algo similar ocurre con algunos cuidadores que pasan mucho tiempo dando su día a día a la asistencia a domicilio, que incluso se sienten con fuerza y llenos de energía y que, al cogerse unas pequeñas vacaciones, enferman o comienzan a sentir dolores musculares en diferentes partes de su cuerpo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo podemos remediarlo?

La preocupación y la obligación moral nos hacen olvidarnos de nosotros

Todos conocemos a algún familiar o amigo que se preocupa tanto por los demás que acaba descuidando su salud. A él nunca le pasa nada, son los demás los que necesitan ayuda. Sin embargo, llega un momento en el que la situación explota y las consecuencias son más graves que si hubiésemos atajado el problema a tiempo. Esto ocurre, como decíamos más arriba, en muchas casas en las que un familiar es dependiente y otro cuida de él de noche y de día, dejando su vida de lado para poder sacar adelante la de su ser querido. El sentimiento de preocupación que nos produce tener a un familiar en situación de dependencia y la obligación moral que sentimos al ser familiares cercanos, nos hace estar fuertes y sacar adelante la situación como sea, incluso anteponiendo el cuidado de nuestro familiar a nuestra salud y bienestar. En definitiva, nos olvidamos de nosotros, y muchas veces, son los demás, los que nos ven desde fuera, quienes nos hacen abrir los ojos.

El desgaste físico: levantarnos un día como su hubiéramos sufrido un accidente

Puede que admitamos que necesitamos un respiro, o puede que nos demos cuenta por nosotros mismos llegado el momento en que se nos permite coger unas vacaciones. Esto también puede ocurrir, por supuesto, cuando dejamos de cuidar de nuestro familiar porque éste ha fallecido, se ha recuperado, u otra persona, familiar o profesional, comienza a hacerse cargo de él. Resulta que, de la noche a la mañana, cuando ayer nos sentíamos capacitados para todo, nos levantamos hoy y sentimos un dolor muy agudo en las lumbares, y puede que también en las cervicales y otras zonas del cuerpo que hemos machacado durante años. En definitiva, no es tan raro que nos levantemos como si hubiésemos sufrido un accidente de tráfico y nuestros músculos y huesos empiecen a manifestarse un día después del siniestro. Lo sabe todo aquel que ha pasado por esta experiencia, y también el que ha cuidado de su madre o de su padre durante más de 20 años.

El desgaste psíquico: un bajón inesperado que puede alargarse en el tiempo

Pero, aunque a priori nos parezcan más graves las consecuencias físicas que puede tener estar durante años realizando sobresfuerzos, el desgaste psíquico al que se enfrentan los cuidadores suele ser mucho mayor y, lo que es peor, más grave y duradero. Curar o tratar el lumbago u otros problemas físicos puede llevarnos tiempo, pero si la situación nos hace caer en una depresión, si sufrimos ansiedad y nerviosismo y no sabemos controlarlo, salir del pozo nos costará bastante más, pero lo lograremos. Puede que, al igual que ocurre con el desgaste físico, no nos demos cuenta de que estamos desarrollando problemas psicológicos. Nuestro ajetreado día a día, en el que empleamos el 80% del mismo en el cuidado de nuestro padre, no nos deja ver nuestras sensaciones más profundas y las oculta, de forma que incluso desde fuera puede parecer que estamos estupendos. Puede que, de la misma manera, de la noche a la mañana, nos cojamos unas vacaciones y las pasemos con una ansiedad que nunca antes había surgido en nosotros.

Cuando los síntomas llegan durante la asistencia: el síndrome del cuidador

Estos cambios tan drásticos suelen tener este tipo de consecuencias si no tomamos las medidas oportunas durante la asistencia de nuestro familiar. De hecho, lo que a muchas personas les ocurre es que, mientras cuidan de un ser querido, al no tener otra alternativa y al haber dejado su vida personal de lado, los síntomas negativos llegan antes de tiempo. En realidad, que esto ocurra es preferible, ya que así nos daremos cuenta, antes de que sea tarde, de que necesitamos ayuda. En muchas ocasiones, estos síntomas que los familiares sentimos responden al síndrome del cuidador, concepto acuñado en 1974, cuando se estudió el conjunto de síntomas comunes en muchos de los cuidadores de personas con demencia. Se trata, en la gran mayoría de casos, de agotamiento, trastornos de sueño y alimenticios, dolores musculares, ansiedad y palpitaciones, irritabilidad y cambios de humor repentinos, falta de atención y concentración, sentimiento de culpabilidad y carácter introspectivo. Si comenzamos a sentir algunos de estos síntomas, o comprobamos que algún familiar o amigo comienza a comportarse de forma similar, debemos pedir ayuda profesional.

Emplear ayudas técnicas para prevenir y para curar

Además de acudir al psicólogo, existen otras formas que también debemos tener en cuenta, no solo para continuar con el cuidado de nuestro familiar sin correr riesgos, sino también para prevenir futuros problemas que suelen aparecer con los años. Por ello, es imprescindible contar con las ayudas técnicas necesarias para no arriesgar nuestra salud, en este caso física, aunque todo está conectado. Ahorraremos mucho tiempo si empleamos los productos de apoyo adecuados y, en consecuencia, haremos que el trabajo sea más sencillo y llevadero, y que podamos aprovechar más el tiempo para dedicarlo a nosotros mismos. A la hora de prevenir lesiones musculares, que son las más comunes, las transferencias de pacientes suponen un gran problema, por lo que debemos utilizar dispositivos de transferencia y reposicionamiento para no agotarnos o realizar un sobresfuerzo. Por otro lado, dejar que nuestro familiar sea lo más independiente posible, además de beneficiar su salud y autonomía, también nos hará ahorrar tiempo y esfuerzo a los cuidadores. Así, podemos investigar sobre productos para mejorar su autonomía, como cubiertos adaptados y otros mecanismos que facilitan las labores a la hora de vestirse, como ponemedias o calzadores especiales.

¿Y si somos los únicos cuidadores? ¿Quién nos releva?

Pero puede que las ayudas técnicas no sean suficientes para prevenir problemas, sobre todo psicológicos, por lo que otra de las opciones imprescindibles es contar con ayuda humana para que nos pueda relevar en la asistencia de nuestro familiar. Puede que siempre nos hayamos negado a recibir ayuda por parte de familiares y amigos, pero ha llegado la hora de dejarse ayudar. Puede que, por el contrario, no tengamos a nadie dispuesto a ayudarnos, pero tampoco estamos solos: siempre podremos contar con la ayuda de profesionales en el cuidado de personas mayores. En muchos casos, los cuidadores no tienen con quién relevar el trabajo, y se ven desbordados, siendo éste el detonante de su problemático estado psicológico. Contar con ayuda desde un principio nos ayudará a prevenir cualquier problema, pudiendo seguir haciendo nuestra vida, con más o menos libertad, pero con algo de tiempo libre para nosotros mismos. En definitiva, cuidar del cuidador es imprescindible en una familia con personas con demencia, ya que la salud y el bienestar del cuidador también influyen en la felicidad del enfermo.

Asistencia a domicilio en Bizkaia: en Bilbao y Getxo

En Domukea, empresa de asistencia a domicilio en Bilbao y Getxo (Bizkaia), te ofrecemos ayuda profesional para el cuidado de personas mayores y personas con dependencia, gracias a nuestros servicios de asistencia domiciliaria por horas con nuestro personal en plantilla, cualificado y con experiencia en el sector geriátrico. Si lo que necesitas es una ayuda continuada con el cuidado de un familiar, puedes consultar por nuestros servicios de selección y gestión de personal doméstico, para que puedas encontrar al cuidador ideal y estar cubierto frente a bajas, vacaciones o cualquier imprevisto que pueda surgir. Llámanos y cuéntanos tu historia, te ayudaremos a facilitarte las cosas.

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